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domingo, 9 de octubre de 2016

INMUNIDAD CONTRA AGENTES INFECCIOSOS

Las respuestas a la mayor parte de los inmunogenos proteicos pueden empezar solo después de que el inmunogeno es capturado, procesado y presentado por una APCs. La razón de esto es que las células T solo reconocen inmunogenos unidos a proteínas de complejo principal de histocompatibilidad (MHC) en la superficie de las células.
Hay dos clases diferentes de proteínas de MHC, cada una de las cuales es reconocida por uno de los  dos subgrupos principales de linfocitos T. las proteínas del MHC clase I se expresan por prácticamente todos los tipos de células somáticas y se usan para presentar sustancias a las células T CD8, la mayor parte de las cuales es citotóxica. Por lo tanto, casi toda célula puede presentar antígenos a las células T citotóxicas y, en consecuencia, actuar como el blanco de una respuesta citotoxica. Por otra parte, las proteínas del MHC clase II se expresan únicamente por macrófagos y por algunos otros tipos celulares, son necesarias para la presentación de antígenos a células T CD4 (subgrupo que incluye a la mayor parte de las células cooperadoras).
Puesto que la activación de la célula cooperadora es necesaria para prácticamente todas las respuestas inmunitarias, las APCs que poseen moléculas de clase II desempeñan una función fundamenta en el control de tales respuestas. De hecho, aunque se utilicen de otro modo, el término “célula presentadora de antígeno” solo se refieren a las células especializadas que tienen proteínas del MHC clase II. Estas células, a veces llamadas APCs “profesionales”, incluyen a las células dendríticas, macrófagos, y linfocitos B.

  • Activación de linfocitos T cooperadores

Las células T cooperadoras (TH) son los principales elementos generadores de la respuesta inmunitaria, puesto que son necesarias para la activación de los otros dos tipos de células efectoras linfoides: células citotóxicas T (TC) y células plasmáticas secretoras de anticuerpo. La activación de la célula TH se presenta al inicio de la respuesta inmunitaria, y requiere cuando menos dos señales. Una señal que se inicia por la unión del receptor, de la célula T al complejo antigénico péptido-MHC en la superficie de la APCs y se trasmite a través del complejo proteínico CD3. La segunda, señal estimulante, también requiere un contacto íntimo entre la superficie de la APCs y de la célula TH, y por lo general quien la emite es una proteína receptora de la célula TH llamada CD28 cuando esta se fija a una de las dos proteínas B7 presente en la superficie de la APCs.
Juntas, las dos señales inducen a la célula T cooperadora, para que comience a secretar una citocina llamada interleucina 2 (IL-2), y también para que inicie la expresión de receptores IL-2 de afinidad sumamente especifica en su superficie.
 La IL-2 es un factor mitógeno muy potente para los linfocitos T y resulta esencial para la respuesta proliferativa de células T activadas. La proteína IL-2 tiene una degradación rápida fuera de la célula y, por tal razón, solo actúa en distancias muy cortas. De hecho, se considera que la IL-2 ejerce sus efectos mayores en la célula de la cual se secreta fenómeno que se conoce como efecto autocrino. Aun cuando la célula T haya recibido ambas señales de activación a partir del contacto con una APCs, no comenzará a proliferar en ausencia de actividad de IL2 o si se bloquean sus propios receptores de superficie de IL2. La IL2 secretada por una célula T H activada también puede actuar sobre células de vecindad inmediata, en el llamado efecto paracrino; esto es importante en especial para la activación de células Te. Que casi nunca producen suficiente IL2 para estimular su propia proliferación. Además de la IL2, las células T H activadas secretan otras citocinas que promueven crecimiento, diferenciación y funciones de células B, macrófagos y otros tipos celulares.
  • Activación de células B y de células T citotóxicas

En tanto las células T H se activan de la manera descrita, algunas células B también enlazan al inmunogeno por medio de sus receptores de antígeno, los cuales son variedades unidas a la membrana de los anticuerpos que habrá de secretarse con posterioridad. A diferencia de las células T, las células B reconocen a un inmunógeno en su forma libre y no transformada. La fijación de antígenos específicos es una de las dos señales necesarias para la activación de la célula B. La segunda señal surge con la activación de las células T H> las cuales expresan proteínas que ayudan a activar a la célula B a través de su fijación a receptores de no inmunoglobulinas localizados en su superficie. Este segundo tipo de señal, llamada cooperación de la célula T, puede actuar sobre cualquier célula B sin importar su especificidad antigénica. La variante más eficaz de cooperación mediada por contacto se presenta cuando una proteína llamada ligando de CD40 (CD40L), expresado sobre células T H sólo después de su activación, se enlaza a una proteína llamada CD40 sobre células B. De hecho, el contacto con una célula TH activada puede ser suficiente para activar a una célula B en reposo, aun cuando sus inmunoglobulinas de superficie no hayan entrado en contacto con un antígeno; esto se conoce como activación de célula B espectadora. No obstante, la combinación de la fijación de antígeno y los factores cooperadores producen las señales mitogénicas más fuertes, por lo cual a través del tiempo las clonas específicas a antígeno exceden en crecimiento cualesquier células espectadoras activadas. Algunas células B en la clona activada se diferencian a células plasmáticas que secretan anticuerpos específicos para el inmunógeno. Los linfocitos Tc actúan para erradicar las células que expresan antígenos extraños en sus superficies, como las células del huésped infectadas por virus. La mayor parte de las células Tc expresan CD8 más que CD4 y, por tanto, reconocen antígenos en relación con clase I más que proteínas del MHC de clase ll. Cuando una célula somática está infectada por un virus, algunas proteínas virales inmunógenas pueden sufrir una transformación dentro de la célula y es posible que los péptidos que se originan luego aparezcan como complejos de superficie con moléculas del MHC de clase I. Estos complejos péptido MHC después pueden ser reconocidos por el receptor de célula T como una clona específica del antígeno, lo cual proporciona 1 de 2 señales necesarias para la activación celular de los linfocitos T citotóxicos. Esta primera señal, por sí sola, induce receptores para IL2 de gran afinidad en el linfocito T citotóxico. La segunda señal la proporciona la IL2 secretada por un linfocito TH activado cercano. Al recibir ambas señales la célula Tc activada adquiere actividad citotóxica, la cual le permite matar a la célula a la que está unida, así como a cualesquier otras células que tengan los mismos complejos péptido-MHC de clase l. En algunos casos la muerte se origina debido a que el Tc libera toxinas específicas sobre la célula blanco; en otras, el Tc induce a la célula blanco a que se "suicide" mediante apoptosis. La célula Tc activada también prolifera, dando origen a células Te adicionales con el mismo grado de especificidad a antígeno.
  • Mecanismos de eliminación de antígenos

La función principal del sistema inmunitario es buscar y destruir sustancias extrañas en el cuerpo. En parte, esto puede lograrse de varias maneras según la naturaleza de la sustancia extraña. Una de ellas, es la muerte citotóxica directa de las células blanco que tienen antígeno, por parte de las células Tc activadas. La mayor parte de los mecanismos inmunitarios requiere anticuerpos, de los cuales los más importantes se presentan a continuación.
Neutralización de toxinas
Los anticuerpos específicos para las toxinas bacterianas o para el veneno de insectos o víboras se unen a estas proteínas antigénicas y, en muchos casos, las inactivan directamente por medio de efectos estéricos. Además, la formación de un complejo antígeno anticuerpo favorece la captura y fagocitosis de estas toxinas por macrófagos y otros fagocitos. Debido a su eficacia, los anticuerpos preformados contra toxinas o venenos con frecuencia se inyectan con fines profilácticos o terapéuticos, como medio para proteger a individuos no inmunizados expuestos recientemente a toxinas específicas o se encuentran en riesgo de exposición.
  • Neutralización de virus

Los anticuerpos específicos para las proteínas en la superficie de un virus pueden bloquear la unión del virus a las células blanco, en particular cuando los anticuerpos se unen en el sitio de enlace celular con el virus o cerca de tal área. Esto proporciona el medio para que anticuerpos preexistentes puedan proteger contra nuevas infecciones virales. No obstante, una vez establecida la infección viral, a menudo la neutralización es menos importante que la acción citotóxica de las células Tc para erradicar la infección.
  • Opsonización y activación de fagocito

Los anticuerpos que recubren bacterias u otras partículas antigénicas pueden actuar como opsoninas para favorecer la fagocitosis. Esto se origina debido a que los macrófagos y otros fagocitos llevan receptores Fc de superficie que facilitan el englobamiento de partículas recubiertas por anticuerpo. Así, del mismo modo en que los macrófagos controlan la función de los linfocitos a través de su desempeño como APCs, los linfocitos B regulan la función de los macrófagos al dirigir dichos fagocitos a blancos antigénicos específicos por medio del proceso de opsonización.
Las respuestas inmunitarias también afectan de otros modos las funciones de los fagocitos. Por ejemplo, algunas células T H activadas liberar interferón y (IFN y) y otras citocinas liberadas de las cuales son activadores potentes del macrófago. La activación resultante aumenta la actividad fagocítica del macrófago, y puede ocasionar la secreción de muchas otras citocinas y mediadores. Los linfocitos activados también producen IL2 a IL4, así como u, factores estimulantes de colonias, todos los cuales regulan el crecimiento y la función del  macrófago.
  • Activación del complemento

Ciertos tipos de anticuerpos pueden activar la vía del complemento cuando forman complejos con un antígeno. Si el anticuerpo se une a la superficie de una célula, como una bacteria, la cascada de reacciones enzimáticas del complemento puede conducir a la lisis de la célula, lo cual proporciona un medio importante para destruir invasores extraños. Algunos productos de la cascada del complemento también actúan como opsoninas cuando se unen con un complejo antígeno- anticuerpo, mientras otros son Quimio atrayentes para los neutrófilos; otros más originan la liberación de mediadores inflamatorios, como la histamina, a partir de las células cebadas y de los basófilos.
  • Citotoxicidad mediada por células dependientes de anticuerpo

Una clase principal de anticuerpos, llamada lgG, se une a receptores Fc en las superficies de células asesinas naturales (NK) y algunos otros tipos celulares, y les permite efectuar un tipo de muerte celular específica a antígeno llamada citotoxicidad mediada por células dependientes de anticuerpo (ADCC, del inglés antibody-dependent-cell-mediated cytotoxicity). Los anticuerpos IgG unidos a la superficie de la célula la capacitan para que se una específicamente a células blanco que contienen al antígeno, ya sean bacterias o parásitos multicelulares y destruya a la célula blanco con citotoxinas. Se dice que los anticuerpos "arman" las células para practicar ADCC y son absolutamente necesarios para tal muerte; este hecho distingue la ADCC de la citotoxicidad mediada por Tc ya que ésta se efectúa independientemente de los anticuerpos.

Referencias:
Abbas AK: Die and let live: Eliminating dangerous lymphocytes.Cell 1996;84:655.
Banchereau J, Steinman RM: Dendritic cells and the control of inmunity. Nature 1998,392:245.
 Cory S: Regulation of lymphocyte survival by the BCL2 gene. Annu Rev Immunol 1995;13:513.
Mellman 1 et al.: Antigen processing for amateurs and professionals. Trends Cell Biol 1998;8:231.
Streilein JW: Unraveling immune privilege. Science 1995;270:1158.

Watts C: Capture and processing of exogenous antigens for presentation on MHC molecules. Annu Rev Immunol 1997;15:821.

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